"Si un hombre aspira a una vida correcta, su primer acto de abstinencia es el de lastimar animales." León Tolstói.
Iré al pasado, a los 90's: Desde pequeña me fue muy normal el hecho de
relacionarme con animales aparte del humano, en mi primera casa mi
familia tenía, aparte de perros, diversas aves en grandes y pequeñas jaulas,
desde pequeños pajaritos, canarios, hasta un exótico tucán de pico colorido muy
hermoso, también gallinas. Incluso, llegue a tener un pato que me compro mi
padre, El compro dos, uno para mí, otro para mi hermana. Mi pato negro,
recuerdo vagamente el día que lo compramos, victimas nosotros de la ignorancia
y hasta el patito, años más tarde sabría lo malo de contribuir con este
“trafico”. Mis padres y mi tía, quienes me criaron, me enseñaron a tratar estas
criaturas tan iguales a mí, con amor, nada de violencia, nada de maltrato. Y
allí, considero que comenzó esa buena base para hoy tratar, en la medida de lo posible, disminuir los daños que genero al resto de los animales humanos y
no-humanos.
Aunque mis recuerdos son cortos puedo tener presente ciertas ocasiones
y entre ellas destacan el día que mi mamá mientras cocinaba hablaba con mi hermana
y conmigo tratando de decidir qué nombre ponerle a una pequeña cachorra que recién
le habían dado a mi papá, otro recuerdo es sobre un perro llamado Ranger que sufría
de sarna demodecica, el único perro que he tenido porque solemos tener hembras,
un día Ranger murió de un virus, mi mamá me dijo que se había escapado y todos
los días le pedía ir a buscarlo porque lo extrañaba y lo quería de vuelta. Cuando crecí
al fin me explico que el murió, se escapó de nuestro alcance y no volveria a verlo jamás.
Otro animal que está en mis archivos es una perrita que veía a diario cuando
salía con mi papá por las mañanas a comprar el pan para el desayuno, la
recuerdo alta, amarilla, tan mestiza como yo; de venida de la panadería le daba pedacitos de pan
“escondida de mi padre” deseando que se viniera conmigo a casa. Insistí tanto con
traerla a nuestro hogar manipulando con que ella sufría debido a que unos
niños del barrio la maltrataban lanzándole piedras, cosa que era muy real y me llenaba, de lo que hoy
describo como tristeza, rabia e impotencia que la maltraran, para mí ella era
hermosa. Un día mis padres me dijeron que fuera al patio, y allí estaba ella. La habian traido a casa, yo fui feliz y se que ella tambien, la rescatamos y aquí estuvo hasta el fin de sus días.
Otro hecho muy significativo para mí fue el
rescate de Poli ella fue una perra que pudo estar conmigo hasta abril del año
2015, estaba yo en 4to de básica cuando la rescatamos, igual que con la perra que
mencione líneas arriba me “encapriche” pero esta vez tuve la suerte de tener
una aliada, mi hermana. Hablábamos en casa sobre una cachorra que hacia vida en
nuestra escuela y que se solía refugiar en la “cantina” (cafetín) debido al
acoso de los escolares. Tal fue nuestra insistencia que un día a la hora de la
salida mi papá nos fue a buscar como era costumbre y nos dijo para llevarnos a
casa a Poli, mi felicidad no fue normal. Perseguimos a Poli por toda la
escuela, mi papa corría detrás de ella, pero no lograba el objetivo. Casi se da
por vencido hasta que logro emboscarla cuando ella se refugió en la cantina y
allí fue su captura. La llevo cargada hasta la casa y allí empezó la vida de
Poli siendo parte de la que sería su familia hasta aun después que la muerte
los separo.
En cuanto a mi alimentación siempre he sido un
problema para comer, pocas cosas me gustan. Sin embargo, si comía carnes, no
todas me gustaban, pero en particular disfrutaba del pescado, pollo en ciertas
presentaciones, carne mechada, en hamburguesas, perro caliente, arroz con
salchicha. Me encantaban, pero yo simplemente, víctima una vez mas de la ignorancia,
desconocía totalmente que eso era el cuerpo muerto de alguien que quería vivir,
ni siquiera lo había pensado.
Llego una época de mi vida, en la pre adolescencia cuando estaba en
diversificado que empecé a ir a los cybers y solía usar chats de cantv, latinchat
luego me cree un Messenger y toda la onda de aquellos tiempos, no tan lejanos; empecé
a notar un grupo de chicos en el liceo y en las calles con un estilo diferente
al que solía encontrar en las calles, eran rockeros. Mi hermana y yo oíamos
rock del que oyeron mis padres en su época, luego del que veíamos en Puma tv o
en las cintas de VHS que nos grababa un primo de Mtv, porque no teníamos cable,
pero no veíamos con frecuencia rockeros en las calles y así en grupos menos.
Empezamos a relacionarnos con ellos porque frecuentaban el cyber al que íbamos
y con otros coincidíamos en el mismo Liceo, uno de los liceos públicos más
populares del pueblo. Fue entonces cuando conocí el movimiento Punk luego de
haber escuchado diversas bandas y leer sobre que era y de que trataba el Punk,
note su relación con el ecologismo y animalismo, sus letras hablaban, entre
otras cosas, de igualdad, justicia, respeto, inclusión, un grito a las
cuestiones que funcionan mal en nuestra sociedad, o más acorde, suciedad, también
hacían mención del derecho de los animales, tenían luchas contra las corridas
de toros o coleo, la experimentación con animales, el abandono de animales
domésticos, leí sobre el vegetarianismo, llegue a ver videos en webs que
trataban el tema de cómo es la realidad que viven los animales para terminar en
un plato, escenas macabras, sádicas, con una carga inhumana y violenta increíble.
Desconocía totalmente esta realidad, nunca había oído hablar de estas cosas, me
sorprendió, me despertó y tenía dos opciones: saberlo y continuar con mi vida
sabiendo el daño que hacía o dejar a un lado esa alimentación egoísta y reducir
así los daños, al menos, un poco, de mi parte.
Tome la segunda opción y desde ese momento hasta hoy no he vuelto a comer
carne, no la extraño. Ojalá me hubiera enterado antes.
Otro tema que siempre me preocupo fue el hecho de ver animales vagando por
las calles, siempre que contaba con algo de dinero le compraba algo de comida a
algún gatito o perrito que veía hambriento en la calle, ver una camada completa
de perritos y no poder llevarlos a casa me deprimía, en ocasiones llegue a
alimentar algún gato o perro cachorro, pero solo eso a alimentarlo una vez y de
pasada sin saber más nunca de él. También
deje pasar por mi lado perros heridos, recuerdo aun que cerca de mi casa camino
al Liceo vi un perro con una gran miasis, era tan grande que no entendí como aún
vivía y esa imagen se quedó en mi cabeza y sigue allí. Luego, Con las redes
sociales y páginas web de diferentes ONG`s me empecé a enterar de eventos que
realizaban en Caracas a favor de los animales y asistía. Entendí que el perro
no tenía que pasar por mi lado y seguir de largo, que yo podía curarlo,
salvarlo.
No conocía mucha gente interesada en lo que yo quería luchar, pero
simplemente di por entendido que si eras rockero querías y ayudabas a los animales,
pero años después me di cuenta que no era así. Que no era una cualidad de
todos, solo de algunas personas que fueran rockeros o no. Como no había casi
nadie hacia “tonterías” como retirar las publicidades que colocaban en las
calles en forma de afiches en las paredes informando del próximo evento de
toros coleados, también cuando sabía que se aproximaba el evento repartía
volantes con información que incentivara a la gente a no asistir, comunicándoles
del sufrimiento de esos animales. Era mi
manera de intentar hacer algo por ellos.
Me involucre, me active, me hice vegetariana, porque aún no soy vegana; Sin
embargo, evito el consumo de huevos, evito productos que este confirmado que
testean en animales y no uso pieles porque para eso tengo la mía, no asisto a
eventos que utilicen animales, informo a las personas para que ellos tomen su
decisión, que hacer pero sabiendo cual es la realidad, organizo jornadas de esterilización
y también asisto a otras jornadas de esterilización, rescato, doy en adopción y
atiendo gatos y perros en situación de abandono.
Es mi manera de hacer activismo Es mi pequeño aporte, pequeño porque el
problema es demasiado grande y se que no puedo salvarlos a todos.
Mariángela Vizcaya.
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