sábado, marzo 28, 2015

Romper esquemas.

       A través de diversos medios se puede disminuir la cantidad de sufrimiento y muerte de animales a manos del hombre. Sin darnos cuenta, en nuestra vida cotidiana, bien sea por cultura o costumbre, afectamos de diversas maneras a los animales, desde nuestro plato de comida, la ropa que usamos y nuestro entretemiento. Pero podemos enmendarlo, a pesar de que son cuestiones impuestas desde nuestro nacimiento o incluso antes, y eso lo podemos hacer dejando de consumir productos de origen animal, no asistiendo a eventos que representen sufrimiento y/o explotación para estos. Como lo son: acuarios, zoológicos, circos, caza, peleas de gallo, peleas de perros, coleo, corridas de toro, entre otros.

       Todos somos animales: Desde la primaria nos enseñan que dentro de la clasificación de seres vivos estamos ubicados en el reino animal, por lo tanto somos animales humanos y el resto animales no-humanos, pero animales a final de cuentas. Contamos todos con un sistema nervioso lo que nos hace ser capaces de sentir: dolor, placer. Evitamos el sufrimiento y queremos ser felices.

      En este sentido, entonces, todos los animales somos iguales y merecemos respeto a nuestra propia vida e intereses. Entonces ¿Por qué poner un animal por encima de otro? Teniendo claro que todos somos animales y queremos tener una vida libre de dolor, sin que nadie se aproveche de nosotros, no debemos maltratar, explotar, ni usar a nuestro beneficio a los animales no- humanos. Estos fueron creados, o están en el mundo por sus propias razones, no para ser usados por el hombre, Este es un poder que arbitrariamente se otorgó el humano de una manera muy egoísta al solo pensar en su beneficio  y no en el daño que causa al medio ambiente a miles de inocentes animales no-humanos.


      Con esto me refiero  a que hoy están encarcelados millones de animales en granjas, mataderos, naciendo hacinados, enjaulados, presos sin cometer ningún crimen. Los condenamos, usamos su única vida para torturarlos, despresarlos y degustarlos. Sin detenernos a pensar en la gravedad del hecho: ESTAMOS TORTURANDO Y MATANDO A ALGUIEN. O al menos siendo cómplices de su encarcelamiento y posterior muerte. 


Reflexionemos, hagamos justicia, aún estamos a tiempo.



Mariángela Vizcaya.

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