Animal eres…
Es frecuente escuchar el término “animal” utilizado por humanos como ofensa entre sí: si están subiendo de manera desordenada y violenta en el transporte público seguro oirás una voz decir “parecen unos animales” (tras alguna vulgaridad), sin embargo, jamás he visto animales usar transporte público de esa manera. Somos la única especie que sin duda lo hace. Otro hecho es si alguien come de manera desesperada y abundante: “come como un animal”. Y es que incluso yo llegue a emplear el término “animal” como ofensa pero luego de analizar lo que decía decidí que era más acorde cambiarlo por “bestia”: "abordan el transporte público como unas bestias", y como no, también está el que se defiende tras sentirse ofendido de que le digan animal: “yo no soy ningún animal” pero nunca se detienen a pensar algo que a mí me parece bastante lógico: ¡Somos animales! Porque no somos una roca, ni un hongo, ni una planta… Tampoco pertenecemos a un reino exclusivo de humanos y esto según estudios y clasificaciones realizadas por científicos.
Es frecuente escuchar el término “animal” utilizado por humanos como ofensa entre sí: si están subiendo de manera desordenada y violenta en el transporte público seguro oirás una voz decir “parecen unos animales” (tras alguna vulgaridad), sin embargo, jamás he visto animales usar transporte público de esa manera. Somos la única especie que sin duda lo hace. Otro hecho es si alguien come de manera desesperada y abundante: “come como un animal”. Y es que incluso yo llegue a emplear el término “animal” como ofensa pero luego de analizar lo que decía decidí que era más acorde cambiarlo por “bestia”: "abordan el transporte público como unas bestias", y como no, también está el que se defiende tras sentirse ofendido de que le digan animal: “yo no soy ningún animal” pero nunca se detienen a pensar algo que a mí me parece bastante lógico: ¡Somos animales! Porque no somos una roca, ni un hongo, ni una planta… Tampoco pertenecemos a un reino exclusivo de humanos y esto según estudios y clasificaciones realizadas por científicos.
Según la definición del término en
cuestión no encaja nuestra existencia más que en el reino animal, es algo muy
claro que la mayoría no acepta por creerse “superior” y sentir ofensivo o
denigrante ser igual que el resto de los animales, pero esto no tiene ninguna
carga negativa y menos ofensiva. Simplemente estamos ahí, somos iguales a ellos
debemos respetarles como a nuestros iguales, como debemos respetar a nuestro
entorno.
Hace poco
estaba yo, por motivos laborales, en un encuentro cultural con motivo a la
resistencia indígena, donde participaron diferentes escuelas y cada institución
educativa debía realizar su presentación, llegado el turno de cierta
institución, habló en su representación una profesional que ejerce la docencia y
dio un mensaje que me pareció especista y cargado de ignorando, y lo peor, frente a tantos jóvenes en formación, la
profesional de la docencia expresó que no consideraba dicho evento como se
nombraba anteriormente “día de la raza” su razón es que ella no es ningún
animalito para ser de alguna raza. Yo pensé: “Pero sí, somos animales y claro
que tenemos razas y de hecho nosotros somos mestizos” Las personas que la
escucharon creen firmemente en algo como esto que la señora expresó, solo por
el hecho de venir de una profesional. Hay mucho por hacer, muchas mentes que
aclarar para lograr cambios verdaderamente significativos y positivos con los
animales no humanos, se necesita que las personas entiendan que somos animales
y que no hay nada de malo en ello. Por el contrario, despertar y notar el
vínculo con el resto de las especies. Siempre encontraremos algo en común con
ellos, sirviendo esto como un punto de encuentro para la armonía.
Ser animal no
está mal, está mal inventarnos y creernos el papel de ser superior con derecho
a destruir lo que nos parezca que no vale; torturar, abusar y esclavizar a
otros seres que tienen los mismos derechos a vivir, vivir en armonía. No
podemos decidir quien vive y quien muere, mucho menos a nuestra conveniencia
porque esa decisión no nos pertenece, sin embargo, el humano se otorgó
arbitrariamente esa decisión. No hay acto más egoísta que matar a otro para
comer de él y sobrevivir tú, teniendo en cuenta que hay otras opciones para
comer la cuestión se torna peor porque no es por necesidad sino por capricho,
por malas costumbres.
Es atroz la
manera en que tratamos a los animales, como damos por entendido que su vida
debe responder a nuestros intereses y que si no nos beneficia en lo absoluto
debemos aniquilarlo. Incluso, hacia los animales domestico solemos asignar dos
funciones “cuido” (de animal no humano a humano) y “compañía” en la misma
dirección que la anterior, es decir, respondiendo a intereses humanos. Y es
algo incoherente si lo analizamos teniendo en consideración esta “superioridad”
que da el ser humano por hecho que posee ¿Si el animales, en este caso un
perro, es inferior a ti y tu (humano) eres un ser superior como confías tu
seguridad en un ser inferior? Después de todo por lo que parece algo de
inteligencia le reconocen al perro. Que a pesar de ser uno de los más cercanos
al humano no está libre de sufrimiento, hay una infinidad de sufrimientos
impuestos del humano al perro que podría llenar mi blog con miles de entradas y
no acabaríamos porque realmente para generar dolor el ser humano es bastante
creativo.
Pero nunca
es tarde para reconocer lo que estamos haciendo mal, por más inofensivo que
sea, y trabajar en cambiarlo, empezando por tener un vocabulario más respetuoso
podemos lograr un cambio, cambiar nuestros hábitos alimenticios y la manera en
que les tratamos a los animales.
Reflexionemos, hagamos justicia, aún estamos a tiempo...
Mariángela Vizcaya
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